Un personaje emblemático en la serie de películas de Harry Potter es Dumbledore, el líder indiscutible de los magos “buenos”.
Dumbledore dispone de recursos sorprendentes. Uno de ellos es el pensadero. Se trata de una especie de pila en la que deposita sus recuerdos del pasado. Para “hacer memoria” le basta con acudir al pensadero y revivir las experiencias del pasado que necesita.
¡Sin duda un artilugio muy beneficioso! Pero a falta de un pensadero, hay algunas sugerencias que pueden ser útiles a la hora de gestionar la sobrecarga de trabajo:
1. No actúes impulsivamente. Reflexionar previene cometer errores que implicarían un coste adicional de tiempo.
2. Escribe las tareas pendientes y asígnales el día, incluso la hora, en que las harás de acuerdo con su prioridad. El orden aporta calma y eficacia.
3. Delega las tareas que no tengas que resolver personalmente. A veces nos empeñamos en hacer más cosas de las que nos corresponden.
4. Cuando las tareas se pueden dividir en etapas, preocúpate de tener un plan general y sólo resolver la etapa inmediata.
5. Descansa. Debe haber “breaks” y, sobre todo, una vez terminado el trabajo del día se debe intentar desconectar hasta el día siguiente. El ocio es muy saludable.
6. Rodéate de buenos colaboradores. El individualismo es un mal gestor de la sobrecarga.
Estas sugerencias no tienen un efecto mágico, como el pensadero de Dumbledore, pero pueden resultar útiles y no precisan antecedentes familiares de magos, ni haber estudiado en Hogwarts.
Rivendel Grupos y Organizaciones