Instagram, Facebook, Tik Tok, Twitter… Las redes nos ofrecen una avalancha de información que supera nuestra capacidad de gestión. Como consecuencia realizamos procesos sesgados de selección.
De esta forma, tendemos a aceptar la información que confirma nuestra forma de pensar en política, deporte, relaciones sociales, etc. Nos relacionamos con las personas y grupos que no nos cuestionan. En lugar de enriquecernos, nuestra red social contribuye a mantenernos en posiciones rígidas. En realidad, no es raro que terminen convirtiéndose en un «más de lo mismo».
Por otra parte, el exceso de información facilita que aceptemos y compartamos contenidos parcial o totalmente falsos. Además, los posts que nos impactan y difundimos suelen corresponder a las malas noticias. Aquellas que resultan preocupantes y angustiosas.
Estos datos, nos pueden ayudar a reflexionar acerca de nuestra capacidad crítica con respecto a las noticias que se propagan por las redes. Conviene ser cautos con la información que aceptamos y compartimos.
Ver más en: F. Menczer y T. Hills. «La economía de la atención». Investigación y Ciencia, febrero 2021.
Rivendel Grupos y Organizaciones
2 comentarios
Muy buenos días! Mi estimado , me encantó su publicación donde hace relevancia a la importancia de lo que compartimos en nuestras redes, siempre me he preguntado porque hay personas que les encanta compartir sin conocer la fuente, sin hacer un previo y lo peor es que en muchos de los casos son cosas negativas o frustrantes. Veo con preocupación que está nueva generación (por llamarle así) no tengan el hábito o dominio para investigar y ser analíticos.
Muchísimas gracias por compartir tan extraordinario tema.
Excelente día!
Gracias por tu comentario. Probablemente uno de los grandes retos del actual sistema educativo radica justamente en proporcionar a los estudiantes los recursos necesarios para que sepan filtrar, investigar y ser analíticos. Un saludo
Rivendel Grupos y Organizaciones