La crisis mundial que ha provocado el covid19 nos ha llevado a vivir tiempos de cambio. Las aulas se han cerrado, una buena parte de la población ha dejado de ir a trabajar, casi todo el mundo está confinado en su casa, incluso hasta los más mayores han tenido que incorporarse al uso de nuevas tecnologías (videoconferencias, mensajes de voz, etc.).
Generalmente el cambio se acostumbra a ver como una oportunidad (sin lugar a duda lo es), pero también es cierto que suscita miedos e incertidumbre. Conlleva despedirse de lo conocido, de lo que se suele considerar como seguro, para empezar a explorar nuevos caminos que están sin señalizar.
Por este motivo es importante darse ánimos, tener una actitud constructiva valorando todo aquello que puede aportar lo nuevo, pero también resulta clave prestar atención a esos temores y angustias que en mayor o menor intensidad están presentes en todos/as.
Existen una serie de emociones como son la tristeza, el miedo, el enfado, etc. cuya expresión solemos tratar de ocultar, nos gusta que nos vean alegres y no tristes, nos gusta sentirnos esperanzados/as y no desanimados/as, pero por mucho que intentemos silenciarlas no desaparecen, todo lo contrario, el empeño por evitar que afloren requiere tal esfuerzo, que tarde o temprano termina por pasar factura.
Por todo ello aprovechando el sentimiento de solidaridad y compañía que se está generando durante estos días, quizás pueda resultar más “fácil” compartir también preocupaciones, dudas y temores. Si lo hacemos es probable que encontremos la tranquilidad necesaria para enfocar nuestro esfuerzo hacia las oportunidades que seguro surgirán.
Rivendel Grupos y Organizaciones