Cuando trabajas con personas que ejercen roles de liderazgo y les preguntas cómo les gustaría que fuera su equipo de trabajo, a menudo te responden que autónomo, es decir que sus miembros asuman responsabilidades, que se pueda confiar en ellos, que no sea necesario estar detrás suyo, que sea posible delegar funciones, etc.
Pero este deseo con frecuencia choca con la manera en que estas personas ejercen su rol de jefe/a, ya que si bien es cierto que aprecian la autonomía, también lo es que no les gusta que les lleven la contraria o que no se cometan errores a la hora de llevar a cabo la tarea.
Es entonces cuando les devuelvo esta contradicción, pues el rol de liderazgo tiene un papel muy relevante en desarrollo de un equipo y si quiere ayudarle a crecer tendrá que promover una cultura grupal en la que:
- El error en lugar de ser motivo de “bronca”, sea una herramienta de aprendizaje (todos nos equivocamos).
- Esté permitido llevar la contraria al jefe/a, e incluso se premie la búsqueda de análisis y propuestas distintos a los habituales. Todo esto no tiene por qué suponer un desafío a su autoridad, sino más bien una muestra de la confianza que se tiene a la hora de expresar ideas y puntos de vista.
- El espacio de la reunión resulte clave tanto para coordinar y reflexionar sobre aspectos técnicos, como también para tratar aquellas cuestiones que tienen que ver con las emociones presentes en el grupo (por ejemplo ante una situación de cambio ¿cuántas veces se pregunta al equipo cómo se siente con lo que está sucediendo?).
Es cierto que en ocasiones también puede suceder que sea el propio grupo quien se resista a crecer, manteniéndose en una actitud un tanto infantil de eludir permanente las responsabilidades. Cuando esto sucede, conviene que el/líder se pregunte si se va a hacer cómplice o no de esta actitud. Si la respuesta es negativa, entonces al equipo le espera un profundo proceso de cambio en el que resultará clave tener en cuenta el ritmo que el grupo pueda llevar. En este tipo de situaciones las prisas suelen ser malas consejeras.
Rivendel Grupos y Organizaciones