Una importante compañía quiere hacer el jardín de un nuevo edificio de oficinas. Encarga el proyecto a un ingeniero agrónomo que tiene una empresa dedicada a estas actividades. Este ingeniero debe colaborar con el responsable de compras y un abogado del departamento jurídico de la empresa.
El ingeniero agrónomo es un profesional muy capaz y exigente que cumple escrupulosamente los plazos y requisitos del proyecto. Sin embargo, el responsable de compras y el abogado están menos implicados en esta actividad.
En un determinado momento el proyecto se debe parar porque no se dispone de un permiso del ayuntamiento para realizar la plantación. Esta situación se ha producido debido a un retraso en la petición del permiso por parte del departamento jurídico, posiblemente ocupado en otros temas. El responsable de compras se siente cómodo con este retraso porque el vivero que ha contratado para suministrar las plantas y árboles tampoco parece que vaya a cumplir el plazo de entrega.
En la reunión quincenal con el director, el responsable de compras y el abogado se ponen de acuerdo en señalar, repetidamente, un problema que tuvo el ingeniero con un error de medidas en las distancias entre árboles que ya se había solucionado hace tiempo.
El director, intentando que la reunión se terminé pronto, corta la discusión y pregunta si hay algún problema grave, el abogado dice que ha habido un pequeño retraso con un permiso, pero su departamento ya lo ha solucionado. Y con esto, sin más análisis, se termina la reunión.
Con cierta habilidad, y aprovechando la ventaja que ofrece pertenecer a la compañía, el responsable de compras y el abogado han conseguido disimular sus errores.
Con frecuencia, en las organizaciones se da prioridad a que se cumplan los objetivos sobre la forma en que se consigan. Aunque puede parecer una estrategia eficaz, el coste emocional y relacional que se paga por ella puede implicar graves conflictos a medio y largo plazo.
Rivendel Grupos y Organizaciones